miércoles, 24 de agosto de 2011



Papá, mamá, entiendo el regalo que me habéis hecho, y os estoy sumamente agradecida. Es de incalculable valor.
Ahora soy yo la que tiene que volar libre, muy lejos, sola. Pero no me da miedo el camino, pues es mi misión recorrerlo.
Vosotros me daís fuerzas para no derrumbarme y mirar cada día más alto.
Gracias.

Quiero olvidarme de todo. Quiero desaparecer, dejar de sentir
He muerto en vida.
Un húmedo dolor ha colapsado mi cuerpo, un dolor que sacar no puedo,
aquel que quema mis adentros y mantiene a mis ojos sin pestañear.

Aquel que no me deja dormir, que me tiene sin amor, que me sume en profunda apatía.
Es el dolor que nunca saqué fuera, que entre mis ojos se retiene, mi eterna condena.


Dame calor para mantener mi corazón latiendo,
disipa las dudas que me quitan el aliento.
Dame un consejo para vivir, como aquel que pronto entendí: uno sólo muere si le olvidan,
entonces alguien se habrá olvidado de mí.