

Papá, mamá, entiendo el regalo que me habéis hecho, y os estoy sumamente agradecida. Es de incalculable valor.
Ahora soy yo la que tiene que volar libre, muy lejos, sola. Pero no me da miedo el camino, pues es mi misión recorrerlo.
Vosotros me daís fuerzas para no derrumbarme y mirar cada día más alto.
Gracias.